Los contribuyentes pagan ­con sus impuestos

Pero como el petróleo y los activos no alcanzan, el Congreso de EU ha aprobado, aunque con muchas reticencias, el paquete de 87 mmdd solicitado por Bush, del que un 78 por ciento se irá en gastos militares. El senador Tom Daschle salió de la votación para declarar que “EU no puede cargar con semejante fardo".

Cado ciudadano de EU contribuirá así el equivalente a 300 dólares para la ocupa­ción de Irak. De acuerdo con cálculos independientes, esta cantidad es más que sufi­ciente para saldar las deudas de los esta­dos, el desempleo de dos años, siete ve­ces el presupuesto para colegios en zonas desfavorecidas y diez veces lo que se gas­ta en defensa del medio ambiente en EU.

La Conferencia de Donantes es un in­tento de repartir esta carga con los contri­buyentes de Japón, Gran Bretaña, España, Francia, Alemania, Canadá, Kuwait y otras naciones ricas. Japón ha comprometido mil 500 millones, Gran Bretaña 835, España 300, la UE 230 y Canadá 200.

Este dinero no llueve del cielo. Implica recortes presupuestarios en los países do­nantes en sanidad, educación, quizá sub­venciones para viviendas sociales o ayudas para el paro. Cada centavo que se gasta en Irak para las empresas deja de gastarse en otro sitio. Pero es un precio pequeño el que hay que pagar si se tiene en cuenta que nos estamos protegiendo del "terroris­mo internacional" y de las armas de des­trucción masivas iraquíes, hasta ahora no encontradas.

 Los soldados y los cooperantes pagarán con su vida

 Mientras que EU y los países ricos pagan con el dinero de sus contribuyentes, otros pagan con vidas humanas. Según varias estimaciones, entre 10 mil y 30 mil iraquíes han perdido la vida; más de 1000 soldados americanos y aliados han muerto tras la guerra en las operaciones de "pacificación.

Nada menos que el jefe del Estado Mayor de EU ha reconocido que sus tropas se encuentran al límite. EU ha pedido a otros países que envíen soldados de recambio para que garanticen con sus vidas las ope­raciones de las multinacionales como McDonalds. Una vez en Irak, estos solda­dos mercenarios son dianas móviles para la resistencia Iraquí que incomprensiblemente no acaba de comprender las ventajas de ser colonizados y se empeñan en evitarlo.

Que curioso que, con pocas excepciones la mayoría de los que están dispuestos a hacer las maletas e irse a Irak son los mismos que están dispuestos a hacer cual­quier cosa con tal de tener un trabajo. En los últimos meses, EU ha estado negocian­do con países pobres como India, Pakistán, Bangladesh, Fiji, Filipinas, Tailandia, El Sal­vador, Honduras y Nicaragua para que en­víen a sus soldados a Irak, de manera que los americanos puedan volver a sus casas y prepararse para una nueva guerra en cual­quier otra parte del mundo.

Los soldados de los países pobres es­tán encantados de ir a Irak porque su suel­do, con las dietas, es mucho mayor que el habitual. Les prometen dólares, divisas fuer­tes que pueden enviar a casa. Estos países del Sur están encantados de enviar sus sol­dados, mientras EU pague sus presupues­tos militares y refuerce los lazos militares con ellos.

El senador Edward Kennedy ha señala­do que EU está en realidad sobornando a estos gobiernos del Tercer Mundo para que envíen sus tropas contra su opinión pública. Que más de 4 mmdd del gasto mensual para Irak desaparece sin dejar huellas en las cuentas entregadas a la Oficina Presu­puestaria del Congreso.

Lo que EU pide a los diferentes países refleja de alguna manera las realidades internacionales: dinero del Norte, mano de obra barata del Sur. La hora de mano de obra es mucho más barata en el Sur que en el Norte.

¿Quién se beneficia?

Los simpáticos vendedores de McDonalds comenzarán a servir a sus clientes el año que viene en Irak, Pero sólo después de que Bechtel haya vuelto a reconstruir el sis­tema eléctrico, Halliburton haya reconstrui­do los puentes, Flour haya asfaltado las ca­rreteras, MCI haya creado una red de tele­fonía móvil, Research Triangle Institute haya entrenado a los nuevos gestores y burócra­tas, Abt Associates haya reabierto los hos­pitales, el complejo militar-industrial y las compañías de seguridad privadas hayan restaurado la seguridad y las fuerzas multi­nacionales mercenarias hayan "pacificado" a la resistencia.

Es mejor que los iraquíes y los contribu­yentes que pagan la ocupación no sepan a quién dan sus cheques. Bechtel vendió armas químicas a Saddam Hussein en los 80, y esta acusada de facturaciones exorbitantes por sus servicios en Massachusetts y Bolivia, MCI esta involucrada en el mayor escándalo contable de la historia Y no tiene la menor experiencia en construir redes de telefonía móvil. Halliburton está también acu­sado de inflar los costos y ha llegado a acuer­dos privados para escapar de los tribuna­les en varias ocasiones. Dyncorp ha sido acusado de tráfico de seres humanos. Flour se enfrenta a un juicio multimillonario acusa­da de explotar a sus trabajadores negros y de hacer que sus guardias de seguridad se vistan con disfraces del Ku Klux Klan para atacar a sus trabajadores.

Sus resultados económicos tampoco son tan buenos. Según un informe sobre las compañías que ya han obtenido contra­tos en Irak, están llenas de "costos infla­dos, irregularidades contables, trampas fi­nancieras, fraude, bancarrotas, sobrepre­cios, manipulación de precios, engaños salariales, corrupción, violación de las nor­mas de seguridad en el trabajo, explota­ción de los trabajadores, abusos humanos y sindicales, acciones antisindicales, conta­minación, irresponsabilidad ecológica, privatización de recursos públicos, actos criminales, sobornos, violación de sancio­nes internacionales, tráfico de drogas, pros­titución, sueldos exagerados de los ejecuti­vos y violación de la confianza de los accio­nistas".

Que no se engañen los países donantes: no se trata de las exigencias para sus propias compañías.

Lo que se discutió en Madrid fue cómo será la ocupación de Irak. Lo que está en juego es el "sueño capitalista" de multina­cionales como McDonalds. Si no hay dine­ro suficiente, es probable que las fuerzas de ocupación no tengan más remedio que hacer las maletas e irse dentro de unos meses. Si las donaciones son lo suficiente­mente amplias, lo que habrán conseguido los donantes es asegurarse su propia ren­tabilidad.

Si finalmente la Conferencia es un éxito, sólo cabe esperar que los que de verdad financian la ocupación -los Iraquíes, los con­tribuyentes, los soldados y los cooperantes- sean invitados a una Big Mac, una Coca Cola y unas patatas cuando se inaugure el pri­mer McDonalds en Bagdad. Deben estar desesperados por saber cómo saben en un país "liberado".

 

Fuentes:

Memoria revista mensual de política y cultura.  Número 178.

Znet y Argenpress.